lunes, 13 de septiembre de 2010

De vuelta

Después de nuestro viaje por Laos y Filipinas ya estamos de vuelta. Eso sí, encantados con la experiendia...

Y antes de nada, aquí viene la noticia bomba del verano, así que agarraos a los asientos: Suana está embarazada!! Sí, habéis oido bien. Y el futuro niño/a viene de Filipinas. Nos tocará aparcar la mochila por una temporada...

El viaje nos ha encantado. De Laos nos quedamos con sus paisajes naturales, sus gentes sencillas y sus templos. Luang Prabang espectacular. De Filipinas nos traemos las mejores playas que jamas hayamos visto; lugares paradisiacos en los que estabas completamente solo. Y por su puesto la amabilidad de los Filipinos encantados de recibir y conversar con alguien de España.

Bueno, esto es un punto y a parte. Esperamos retomar las mochilas pronto y poder presenteros al nuevo viajante de la familia Ballesteros.

Mi último adiós
¡Adiós, Patria adorada, región del sol querida,
Perla del mar de oriente, nuestro perdido Edén! 

[...]

Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;
si grana necesitas para teñir tu aurora,
Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
Y dórela un reflejo de su naciente luz.

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Fueron el verte un día, joya del mar de oriente,
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, que es hermoso caer por darte vuelo,
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.
[...]


Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí te dejo todo, mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.

Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía,
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Dad gracias que descanso del fatigoso día;
Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría,
Adiós, queridos seres, morir es descansar.

José Rizal, 1896

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